Se oía una canción de fondo. Apoyada sobre el, descansé en su hombro, y me di cuenta de que estaba hecho a mi medida. Él cantaba en mi oído la letra de la canción que se escuchaba, a lo lejos.
Mis pensamientos no existían, sólo se desbordaban por acantilados, y volvían a subir, para volver a bajar. Por lo que no había claridad.
Sin embargo, estaba en paz.
Después de mucho tiempo, encontré la tranquilidad en un hombro, y descansé.
Disfruté de ese momento. De su voz, de su olor, de su tacto, de su piel... De sus besos malditos, embrujados, que no me dejaban pensar, solo reaccionaba mi cuerpo sin control.
Y después me fui.
Pero cada vez que lo recuerdo, vuelvo a perderme sin medida, en sus ojos de tierra y árboles.
Y no volví.
Pero mi momento de paz, perdurará. Porque aún lo siento, vivaz, ardiente, cantándome al oído....
" No te pude retener, entre tanta multitud, tu cuerpo quería más vivir, y yo vivir en ti, sin más"
Y me encontré.
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