Me he dado cuenta de que la vida es repetitiva hasta decir basta, tempestad, calma, tempestad, recuerdos, futuro incierto, dolores, plenitud, dolores y plenitud.
Así funciona.
Pero un día, una mañana, llega la calma, y ya nada duele, nada hiere, no hay costra, sólo hay una nueva cicatriz que lucir con orgullo, y seguir adelante.
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