Lo miró con dolor, como si se hubiese ido todo lo que un día había soñado, se le fue la vida en las palabras que le iba diciendo, no era su intención esa situación, quién le diría a ella que justamente él estaría ahí. Lo miró extrañada, esa mirada la estaba haciendo estremecerse y sentirse pequeña. Cuántos sentimientos reencontrados y cuantas caricias no dadas. Odiaba los silencios, se le veía incómoda cuando habían silencios, quizás porque sabía que el silencio significaba que no había nada más que decir ni hacer, y que significaría el fin de la conversación y vuelta al mundo real. Pero lo miraba y lo miraba, y cuando no soportaba su mirada fija y penetrante, giraba la cara cogía aire y vuelta al mundo se sus ojos infinitos.
Hubo silencio unos segundos, y el decidió volver a lo que estaba haciendo, se notaba que no quería verla más.
Ella se estaba preguntando sí cuando volviera de dónde vino seguiría tan tranquilo, riéndose y tragando humo, como si nada hubiera pasado.
El ya se estaba yendo, por su bien ,ya estaba cogiendo otro camino que no era ella.
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