lunes, 28 de julio de 2014

Me caes m... Me caes.

Los trenes siempre hacen pensar. En pocas palabras, como diría Mama Güevo, " hacen pupa". Voy encaminada a un lugar de diversión donde los toboganes desembocan en piscinas! Me lo pienso pasar como nunca. Furia Negra también viene, me encanta porque en ningún lugar dice que no se puedan pasar dragones. Bueno, como bien dije antes, los trenes duelen. En realidad no se bien por qué.. Pero supongo que alfora lo escondido con tanto tiempo para dar vueltas.

Me he dado cuenta de que estoy molesta. Pero conmigo misma. Eso es lo que piensa la gente? En realidad, eso es lo que piensas? Que te olvido? Quién me diera.

He asumido que hay cosas que simplemente vienen y se van. Y que aunque duelan, no hay por qué olvidarlas. Son más los días que me despierto enfadada por haber soñado contigo de nuevo, que los que simplemente me despierto. Son más grandes las sonrisas que sueño, que las que afloro. Pero no me importa, porque todo pasa. No tengo prisa por que tu recuerdo se esfume. Y en caso de que no lo haga, tampoco me preocupa, porque fuiste bonito, y seguramente lo sigas siendo.

Dejando a un lado lo malo que se diga, la culpa la tuve yo, por volver siempre. Y la asumo. La cagué demasiadas veces, dándome cuenta o no, siempre tuve algo que decir.

Creo que todo se basa en que simplemente nos caemos mal. Son de esas cosas que van de un extremo a otro. Y ya hemos encontrado un extremo perfecto para quedarnos.

Se acerca mi parada y la verdad es que no quiero decir nada más. Furia Negra me está moriendo la oreja y dándome tirones para que levante cabeza ye acerque a darle al botón para bajar.

En pocas palabras, que tu medicina te haga feliz.

jueves, 24 de julio de 2014

El silencio del pensamiento salado

Ver lo oculto del mar en tus ojos
Y así hallar el botín que necesitaba el último navío cuyo fin fue el naufragio.

En el roce con tu piel notar la anguila eléctrica que quiere apoderarse de su presa. Sentir los voltios retumbando y emergiendo de cada poro. Notar cómo sube la temperatura al igual que la de un guepardo antes de llegar al metro 217 a 114km/h y parar por sobrevivir. 

Fuiste todo aquello que inventé en algún sueño. Todo aquello que nunca soñé y de lo que siempre me quise esconder.

Dulces labios salados, qué escondes? Qué se me escapa de tu cálida piel? Qué se me pierde en tus venas?  Mi cura quizás?  O encontraré mi tornillo?

Ya estaba acabada con el principio. Lo que empieza con agua salada, acaba con ella también.

sábado, 12 de julio de 2014

Entre otras cosas

Perdí tanto el tiempo que no sabría decir en que rama se me enganchó el vestido,  ni cuánto tiempo fue el que estuve colgando de el. Pero sí sé que me balanceaba cual hoja bailando al compás del viento.
Me gustaba dormirme a la vera de ese árbol, y pensar en cómo algo tan enorme pudo salir d una judía mágica. Si os preguntáis si pasé de las nubes al cielo,sí, pasé. Y caí muchas veces, nunca al suelo, siempre me quedé colgando de alguna rama.

El día que un águila me enganchó del vestido en esa rama que me soportaba, me llevó muy muy lejos. Me dejó en su lomo. Una semanas más tarde a estar encima de ella algo me entró en el ojo, ésta águila no soportó ver como caían lágrimas. Aunque le expliqué una y otra vez que eran del viento, que yo era feliz ahí... y como si supiera lo que de verdad quería, me dejó caer.

Caí encima de una ballena azul. Una enorme y tremenda ballena azul. No duré ahí ni 5 segundos, al poco d caer, al agua que expulsó, me impulsó tanto que me llevó hasta un pozo. No quería caer, y me agarré con fuerza a las poleas. No había cubo, solo quedaba una cadena rota. La estructura de metal de acero oxidado no tardó en ceder, pero antes de eso yo resbalé.
Fue una caída enorme, como la de Alicia en el País de las Maravillas. Cerré los ojos con fuerzas deseando estar, deseando ser, deseando que Campanilla me rescatara.

Sentí un golpe en la espalda que casi me parte en dos. Abrí los ojos, y estaba ascendiendo... Qué ocurría?
Alas. Las alas estaban volando. Por aquel entonces las creía atrofiadas.
Subí y subí, y en un momento de descuido me volví a enganchar en la misma rama, del mismo árbol. Mis alas tiraban hacía una lado, mi ropa enganchada mientras se desgarraba tiraba hacia otro. En un instante me volví del tamaño d una hormiga y resbalé de mi ropa, y caí otra vez.

Caí sobre un libro que sostenía una niño en sus manos enormes, aunque, las mías eran más grandes antes de ser enana.

El niño cerró el libro de un golpe, y lo dejó caer sobre unas piedras. Y escuché como corría lejos de él. Por Ra pensé, como si me lo fuera a comer con este mísero tamaño que tengo.

Al instante recuerdo que me pregunté cómo era posible que siguiera viva con tal golpetazo con el que me había aplastado. Y se ve que fue porque me quedé en el hueco que quedaba en medio de una página doblada.

El libro lloró, o eso pensé, y como si se tratara de un río la corriente me llevó. Me llevó a donde me encuentro ahora.

Lavando los cristales, mientras silbo, del último piso de tus pensamientos, borrando la huella de las letras escritas sobre el baho. Debajo de la almohada, ahogada por el peso de dos cabezas.

Viviendo bien en tu antigua casa de muñecas.

jueves, 3 de julio de 2014

Sigue

Aquí estoy tirada en la ducha recordando e hiriéndome hasta que la garganta duela. Me siento una completa estúpida por no poder hacer nada.

Es todo un vuelco de pensamientos que me agrede hasta dejarme hecha mierda. Qué puedo decir que ahora mismo no vaya a doler? Quiero gritar y desahogarme de todo, como he hecho 163827 veces y que ni una de ellas ha servido para nada. Todo está igual, excepto una cosa, que ya no estás. Y es injusto reprocharte o decirte nada, es de estúpidos echarte en cara cosas que me han dolido de las que me enteré y salieron de tu boca, y ridículo es decirte nada.

Me siento patosa y gilipollas por seguir aquí como si las cosas bo hubieran cambiado. Una desgracia tremenda te tiene preso y no puedo hacer nada ni evitar preocuparme ni hacer nada para que te duela menos...

Esto es una estupidez. A la mierda.