Llegan los sentimientos como suspiros que nunca sabrán respirar. Como señales en el camino a las que nunca seguirás. Como furia en el viento que despeinará, pero que nunca jamás te hará volver al miedo de no saber, al error de querer mal, y sobre todo, al suplicio de saber, y entender, sobre todas las cosas entender, que tú fuiste el mejor error, la mejor pérdida e incluso, el peor de los sueños que jamás alcanzaré por el simple hecho, de que tus ojos azules, tus verdes ojos, tu pelo rubio, tus puntas castañas, jamás pertenecerán a mi reino de limones amarillos.
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