martes, 18 de marzo de 2014

Dolores imposibles.

Con un dolor imposible se despidió. 


 Volvió sin más al cielo de cristal, donde la vida allí era eterna.

Había una leyenda que contaba que Crades y Fenicio, eran los Dioses del cielo de cristal, tenía cada uno una luz en un collar (llamado collar de vida eterna), que alumbraba los corazones de los habitantes de esa ciudad. Cada corazón con dos luces. 

Un día, Crades, Diosa del cielo de cristal, perdió a su marido Fenicio ( Dios del cielo de cristal), en un combate contra Préparo, ( Dios de las cenizas, que absorbió el alma y se comió el cuerpo de Fenicio). Cirquíto, manos derecha de Fenicio, trajo el colgante de Fenicio, ( que consiguió coger cuando el collar salió disparado de la boca de Préparo en uno de sus eructos), para que lo heredara el primogénito Fercles, hijo de Fenicio y Crades, y así conseguir que los corazones siguieran alumbrando para siempre. 

Pero Crades, se sentía sola, y no había hombre ni mujer, de ninguna otro lugar que le quitara la pena. Decidió bajar a la tierra que era un lugar inexplorado, en busca de algo o alguien que la pudiera salvar de esa pena.
Y para sorpresa de todos, lo encontró. Y subió al cielo con él.
Pero al poco tiempo murió, ya que era mortal. 
Tan vacía quedó, que ya no quiso comer, ya no quiso vivir... La vida eterna se convirtió en un castigo para ella... Así que bajo por segunda vez a la tierra, y dicen, que su collar de vida eterna lo tiró, o lo escondió en algún lugar de abajo, nadie sabe por qué hizo eso.  Desde ese momento en el cielo de cristal, una luz de las dos que existían en el corazón de cada ser se apagó. Cuando volvió a subir, murió a los 78 días. 

Nadie sabe exactamente qué provocaba esa luz, todos pesaban que si faltaba uno de los dos collares, ya no existiría la vida eterna. Sin embargo, todos seguían viviendo eternamente, ya que en años y años, nadie había muerto, y no conocían a ninguna persona que supiera la respuesta. Pero aún así, sentían el vacío de algo, nadie sabe de qué. 

A causa de todo eso, todos los años elegían a alguien, para que bajara un día ( en el cielo de cristal, un día para ellos, es un año para la tierra) en busca del collar de Crades. 

A los pocos días ( entre 60-80, a veces hasta los 90) de llegar al cielo de cristal, estas personas que habían bajado, y volvían a subir, morían. 

Cuando la chica que este año había vuelto después de estar un día abajo, la estaban esperando todos con los brazos abiertos, deseando que hubiera encontrado el collar de Crades, pero como cualquier, otra sólo subió enferma. 

El tiempo fue pasando.... Y ella se volvía cada día más pálida, más arrugada.. envejecía con una rapidez pasmosa. 

Los médicos no encontraron cura, como ya había pasado en tantos otros casos. Era una "enfermedad" extraña. Subían con un único hueco de luz, y con tan sólo 1/14 encendida. 

No lo entendían. Qué había pasado con las dos luces del corazón? Por qué ahora sólo eran una?  Suponían que al  estar en contacto con mortales, se alinearían los ADN, o algo por el estilo, y se convertirían en un mortal más, dejando así las dos partes del corazón, unidas. Como el corazón de los que viven en la tierra.

 Pero si los mortales no tienen eternidad, cómo es posible que 1/14 parte siga encendida, si cuando bajan sólo está encendida la parte de Fenicio, que es la de la eternidad, y se supone que es la que pierden? Será que estuvieron cerca del collar de Creda y se les llenó algo el corazón?


Cada día se iba haciendo más y más mayor. Había perdido la eternidad de la ignorancia y el vivir para siempre. 
Tosía, y en cada contracción del diafragma salía humo cómo si de cambios de temperatura se tratase. Pero ella sabía que no, que no tenía nada que ver. 
Lo médicos como tantas otras veces, intentaban encontrar a qué se podía deber esa enfermedad. Le preguntaban una y otra vez lo que había vivido, que había hecho.. etc

Toda su familia le traía regalos, bombones y cosas preciosas.. quizás perlas del fondo del mar, o globos de nubes. Iban a visitarla, aunque en sus caras ya se veía que sabían que no duraría mucho más tiempo en vida. Para el cielo, también era un misterio la muerte. 

Ella no estaba triste, sabía cómo era el riesgo que corría al bajar. 

En el penúltimo día de vida, la nieta pequeña de Celeste ( Nombre de la joven que bajó a la tierra este año) que llevaba yendo todos los días , desde el día que llegó, haciéndole visitas nocturnas a su abuela; entró en la habitación del hospital. Y sentándose a su lado, la miró y le dijo: 

- Hola abuela, cómo estas?
- Bien querida, y tú, cómo estas tu?
- No te preocupes por mi! Yo estoy bien. - dijo la nieta, tumbándose al lado de su abuela - Abuela me puedes contar la historia otra vez? 
- Claro que sí preciosa. - dijo la abuela incorporándose un poco, para poder acariciar a su nieta. - Un día, iba por la calle, mirando al cielo. Estaba intentando ver que se veía del cielo de cristal cuando me encontré con una persona de ojos cálidos. Era guapo, muy guapo. Tenía unas manos anchas, y una espalda grande. Era alto. El pelo le caía sobre la frente por arriba de las cejas, despeinado y levemente enredado. Tenía una nariz muy bonita, no sabría bien como describirla..

- Venga abuela! Haz un esfuerzo en describirla, siempre me dejas con la intriga de como será la nariz de ese hombre misterioso, y me has contado la historia un trillón de veces! Inténtalo por fa! No me quiero perder ningún detalle! - Dijo la nieta cortando la historia de la abuela 

- Ay! Pequeña granuja, cuánto le exiges a alguien que cada día recuerda menos!- Dijo la abuela con un aire bromista -  Está bien... tenía una nariz preciosa, caía recta, pero era respingona quizás.. Era una nariz bonita. Y tenía unos labios, que llamaban al beso.  
Supongo que fue mi impertinencia de quedarme mirándolo fijamente lo que le llamó la atención. Pero bueno.. así comenzó todo. Después de ese lapsus, volví a mi puesto de trabajo, porque ya había acabado mi hora de comer. Mi oficio era de camarera en una cafetería cercana a la plaza en la que estaba en ese momento. Una vez llegué, me puse mi delantal verde, con el logotipo de la cafetería, mi gorra verde que parecía de marinera, y me puse a vender magdalenas, o brownies, o ' capkeiks' como le quieras llamar. 
A las pocas horas de estar trabajando, fui a atender una mesa que había en la parte más cercana de la puerta de la cafetería. Una vez me puse delante, ahí estaba otra vez ese chico. Esa vez fue él quién me analizó, que le noté! 

- Que sí, abuela! ya lo sé.. y te pidió el número , y quedasteis muchas veces, sí sí, y todo eso, pero cuéntame el primer beso! - dijo la nieta, volviendo a cortar la historia de su abuela. 

- Ay pequeña coliflor, qué impaciente eres, y menos mal que aquí arriba hay " libertad" por así decirlo, porque resulta que allí abajo, cuando estas con alguien, debes estar sólo con esa persona! Sabías que mucha gente dice que se siente llena queriendo sólo a una persona? - Dijo la abuela todavía con sorpresa en la voz. 

- Si! ya me lo contaste.. que extraño, verdad? Bueno continúa.. 

 A ver, ese momento. Ese ... momento. - Celeste quedó mirando a una esquina del techo de la sala del hospital durante varios segundos, y una lágrima salió de su ojo derecho - Si. Pues, querida mía, nunca sentí nada igual. Fue como si todo se apagara, y sólo existieran unos ojos cálidos que te miran solo a ti, y que dicen que te quieren dar su corazón. En el momento en el que mordió mis labios, sentí cómo algo, sin saber el qué, y sin saber el cómo, se clavaba dentro de mí, y no me dejaba irme. Es como si ese momento, fuera tan eterno como el tiempo que vivirás tu, mi vida.  Cuando él hablaba, yo no tenía palabras para contestar! Te imaginas a mi sin nada que decir? o con tanto que decir que no puedo hablar? - las lágrimas nacían a borbotones, y en pocos segundos su cara quedó con brillo entre las arrugas, que su nieta quedó mirando todavía sombrada, porque nunca se habían visto arrugas en el cielo de cristal, mas las de las personas que bajaban , y volvían a subir. 

- Abuela por qué lloras? No llores! Siempre te emocionas en esa parte.. pero es raro... - Dijo su nieta con brillo también en la mirada  - Nunca te vi llorar así , ni emocionarte así contando algo tan ... no sé.. tan simple como un beso. - Al poco de decir las últimas palabras, se quedó dormida. 

- Es que por eso mismo me emociono, pequeña.. porque ese beso no fue simple. 


A la mañana siguiente, los médicos volvieron a la habitación para seguir haciéndole pruebas a Celeste. Despertaron a su nieta para que marchara a casa y pudieran seguir con su trabajo, pero antes de eso, le dio un beso a su abuela en la frente y le dijo que la quería. . Al poco tiempo del interrogatorio, Celeste murió. Pero murió, con una sonrisa calmada, como todas las personas anteriores.  Enterraron su cuerpo en un valle que hay dónde se dice, que todos los días muere el sol, y vuelve a nacer. 


La pequeña Didi, nieta de celeste. Durante miles de años prosiguió estudiando los casos de las personas que bajaban.. Hasta que un año decidió bajar ella también. No encontró nunca el collar de Crades, pero la última vez que le contó a uno de sus nietos, una historia que había vivido en la tierra, parecida a la que su abuela le contó hace tantos años.. comprendió en el penúltimo pestañeo, cuando su vida pasó en unos insignificantes segundos, antes de perder el aliento, lo que ocurría en verdad. o lo que podía ocurrir. 

Y es que le pareció todo tan sencillo.. habían estado tan equivocados, los dos collares tenían la mitad de cada luz. Es decir, eran como el mismo collar, idéntico, pero al inverso. El collar de Fenicio, tenia la mitad de la luz de Creda arriba, y su mitad abajo. Y el de Creda tenía, la mitad de luz de arriba de Fenicio,  y la de abajo la luz de ella. 

 Creda, se había enamorado de un mortal, con quién seguramente tuvo un hijo, pero eso nunca nadie lo supo. Cuando el mortal murió, quedó tan echa polvo, que no sería capaz de soportar ver a su hijo morir. Sabía cual era el sitio de su hijo mortal. Así que , cuando volvió a la tierra por segunda vez, le dejó su luz, su collar, incrustado dentro del corazón. Y al hacer eso, perdió la vida eterna que el collar de él le otorgaba. Por eso se convirtió en mortal, y al subir murió.

Sin embargo, lo que abajo ocurrió, nadie lo imaginó. El collar que Creda le dejo, era mitad eternidad y mitad amor... La luz de Fenicio era eternidad, y la Luz de Creda era amor. Ese collar, en un corazón humano, como no estaba hecho para humanos, producía una reacción, que provocaba la mezcla. Y al haber sido Creda, quién se lo dio al ser humano, tenía más fuerza el amor, por lo que se convirtió en luz de amor eterno, dentro del corazón de un ser humano. 

El hijo mortal a quién Creda dejó su collar, su luz, fue teniendo hijos, y estos hijos más hijos, y todo ese amor se fue dividiendo.. Y como ha pasado tanto tiempo desde todo eso seguramente todas las personas que bajaban , se encontraban con uno de esos hijos.

Y al besarse, probablemente, se mezclarían las luces, provocando que se mezclaran los dos diferentes corazones, y se creara una dúplica del corazón humano en la del ser inmortal.. quitándole su inmortalidad.. y llenando el vacío que sentían.. Por eso su abuela lloraba al recordarlo, porque fue intenso, y por eso no lo había sentido con ninguna otra persona inmortal, porque Creda, por decirlo de alguna manera, les condenó a vivir un amor eterno en algo mortal. 

Y la explicación de por qué tan sólo estaba lleno al llegar arriba 1/14 parte de luz en el único corazón de quién subía, era que mientras más se alejaba de esa persona, de ese hombre, más vacía se quedaba, pero como era eterno, no podía apagarse nunca. 

Así que era tan sencillo, como aquella historia de las medias naranjas, que una de los hombres que bajó y volvió a subir al cielo de cristal, le contó, porque la había escuchado una vez en la tierra. 

Imanes de la casualidad, collares del destino, dolores imposibles.. corazones con luces, que brillarán por siempre, en un cementerio mortal, y en un valle inmortal dónde muere el sol, y vuelve a nacer cada día. 

                                                         FIN. O NO. 

Camy.




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