lunes, 17 de marzo de 2014

Es justo olvidar?

Por qué a veces puede ser un regalo no acordarse de ciertas cosas, y otras veces un robo de la suerte? 
Es bueno haberse olvidado de como perder la cabeza? Y es malo recordar ciertas lágrimas? 
Por qué nos autocastigamos con el olvido? Siempre persiguiéndolo, siempre detrás, buscando la tecla correcta a la quedar para conseguir eliminar datos que nos hieren. Y siempre olvidándonos del camino que perdemos por intentar aprender a cómo olvidar. 

Es justo el premio de no recordar? o es mejor así? Será que olvidar es simplemente que las neuronas se anestesian y se duermen, y la única forma de volver a despertar es volverse ver reflejadas lo que guardan, en cualquier espejo del sueño? 
Somos prisioneros del olvido?  esclavos de los recuerdos? O simples navegantes de las estrellas?

Olvidé incluso en dónde guardé, y el qué escondí. Y ahí estaba, sonriéndome por sorpresa como si el tiempo no hubiera pasado, y como si hubiera sido ayer cuando todo lo que provocó esa sonrisa, siguiera en pie. 

Es curioso cómo el polvo y la arena de las ruinas a veces se levantan, y van volando con el viento, tranquilas y misteriosas. Sin hacer ruido.  Y es curioso ver, como sin querer un día te interpones en su vuelo, y se quedan pequeños granos de arena pegados en tu nariz. 




Pequeños y dorador granitos de arena, que parecen polvo de hadas, y simplemente se posan como tesoros diciendo que antes eran suficientes para echarte a volar... Pequeñitos granos de arena que te vienen a contar que también se respira en lo hondo del mar. 


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