sábado, 17 de marzo de 2012

50 grados y sonrisas llenas de Nada.

Dormido, o haciéndose el dormido? Es lo de menos.
Su cara era el símbolo de la paz inalcanzable. 
Perfecto.
 Mis dedos se enredaban en su pelo, bajando hasta sus greñas. 
Sabía perfectamente que tarde o temprano todo acabaría . . . pero que ese instante, sería infinito. 
Tenía que ser todo delicado; deslizaba mis dedos por su cara, pero con cuidado . . por temor a molestarlo. 
Su respiración . . tranquila, daba gusto verlo así. 
Esos labios carnosos, cómo olvidarlos ? . . . esa nariz perfecta, y esos párpados, que conseguían aislarlo de todo estando cerrados . . . Y lo que debajo escondían . . . Esos ojos que le quitaban trabajo a su boca. . . Esos ojos apacibles, que se clavaban en los míos, mientras mi mirada nerviosa buscaba el brillo perfecto en el cual descansar mi reflejo. 
Era casi como un espectáculo , un niño escondido en un disfraz de hombre que intenta forjar su camino , entre humo y alambres de espino. 


No quería separarme de él. Pero se me acabó el tiempo. 


Encima de la mesa vi un bolígrafo, y un ticket de la compra, escribí un "buenas noches . ." unido al nombre de un sentimiento más grande que el cariño, y más doloroso que el rencor. 
Lo puse encima de su almohada, con el fin, de que al despertarse lo viese . . y se acordase de que yo estaría en ese momento, pensando en el.
Me levanté de su lado, le dí un beso cálido en la frente, y fui a la puerta de su casa, la abrí y cerré con todo el sigilo que pude. 


El ascensor ya estaba ahí, pero me llamó más la idea de bajar por las escaleras. 


La calle estaba vacía. Mientras caminaba buscando . . nada, deseaba que llegase el día en el que no tuviese que irme. 


Pasó el tiempo, y tras muchas caídas, aprendí a sonreír detrás de 50grados de alcohol, sábanas revueltas y almohadas mojadas . . Aprendí a vivir. 



Ahora sigo Buscando . . Nada
  • después de todo es lo único que no ha cambiado.




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