viernes, 31 de enero de 2014

Así.

Supo desde el primero momento que eso era. Que a eso se refería. Estaba ocurriendo en ese mismo instante. Estaba sucediendo lo que jamás pensó que ocurriría , y mucho menos que le ocurriría de ese modo. Lo estaba sintiendo. La estaba matando por dentro de un modo extraño. Era como si pasaran plumas por su piel, pero entre ellas, escondido un cuchillo afilado y fino, que iba abriéndose paso por los poros de la piel. 

"Qué sensación más extraña." Su mirada era fija, sus párpados parecían estropeados, y sus ojos actuaban en consecuencia, dejando escapar un hilo de agua fina, para protegerlos del viento. Sus puños estaban completamente cerrados. Apretados con fuerza, como si algo inmaterial se encontrara dentro de ellos, y no quisiera dejar escapar. Su mandíbula prieta. Su respiración profunda y tranquilizadora, dentro de lo que cabía. Intentaba mantener la calma. 

"Así que , así es? no? Esto se siente." 

Al poco, los músculos se relajaron. La mirada se desvío, y el corazón descansó. 

Se sentó en una mesa dónde había mucha gente. Aunque su mente estaba en otra parte. Las personas conocidas, comenzaron a hablarle como de normal, y ella contestaba con respuestas que valdrían para millones de preguntas, o de conversaciones. Contestaba lo que se le ocurría que podría valer para varios temas, intentado dejar ver, que sí, que les había estado escuchando, y que en realidad, su mirada no había estado clavada en un reflejo de algo hiriente. Respondía, como si el tiempo nunca se hubiera parado, como si la luz se hubiera esfumado, como si su sangre no estuviera ardiendo. Cómo si el nudo en la garganta no apretara y ahogara. 

Así actuaba el veneno. Así actuaban, los restos del amor. 

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