sábado, 1 de agosto de 2015

Cosas extrañas

No es algo tan complicado de entender en realidad, pero sí un poco sorprendente.

No me lo esparaba, ni sabía que ese sentimiento pudiera existir. Pero he de decir, tal vez, confesar, que ayer llegó a mi ese extraño pálpito de que todo va a ir bien.

Este suceso se debe a la paz interior. Una paz que durante un día entero pude contemplar en carne y hueso. Mi paz, en una persona. Mi ser, en una persona.

Y una persona nada parecida a mi, o quizás, demasiado. Pero de todos modos... Fue un acontecimiento que no logré llegar a entender, hasta que comprendí que hay ciertos aspectos de la vida que escapan a la razón.

De pronto me vi envuelta en una aura de serenidad, de tranquilidad y de verdadera necesidad de mantener todo aquello a flote durante el tiempo que fuera posible.

Hará mucho tiempo que no volvía a tener los labios hinchados de besar, la sonrisa a esbozarse como el reflejo de otra. Realmente son cosas ( no todas) , habituales. Pero, que, sin embargo, en ese instante iban cargadas de algo más.

Fue realmente acabar el día y decir: " sí Señor!"

Y bueno... A decir verdad, no he dejado nada en claro, pero es difícil intentar decribir ese momento tan estimulante en todos los aspectos. Supongo que cuando os ocurra, sabréis de lo que hablo.

El caso es, simplemente, que será un día no olvidable.

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