domingo, 15 de noviembre de 2015

Y querer

Cuando la noche alcanza horas tempranas, la cabeza está tan ocupada en intentar no dormirse que el corazón aprovecha para latir más fuerte, y comienza el show.

Hoy habla de la capacidad del ser humano de no perder la esperanza. Y de lo tonto que es, en pocas palabras. Imaginemos una hucha de cerámica donde guardas tus ahorros. Bien. Pues un día decides romperla, y al ver tal estropicio intentas pegarla, pero pegarla con lo primero que tienes a mano, como.. Con el vaso de agua que tienes al lado, pues eso. Intentas pegar tu hucha rota con agua, solo porque no te has dado el tiempo de buscar el pegamento, o ni pensaste dos veces en no romperla.

Pues algo así es el ser humano, pero peor.

No me duele el corazón, pero sí que me está empezando a apretar en el pecho, creo que pide algo, algo que cree necesitar... Pero es como el esguince que tengo en la mano. Forzar el dedo no me va a servir de nada si está mal, tengo que esperar a que se recupere si quiero hacer las cosas bien. Hay que curar el corazón si se ha de volver a pelear. Hay que estar preparados para que cuando el amor llegue, darnos cuenta y querer.

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