jueves, 4 de diciembre de 2014

Las máquinas mienten.

Estaba en Historia del Arte leyendo, cuando me entraron ganas de hacer pis. Mucho pis. (como siempre)

Le anuncié a mi compañero de al lado, pelirrojo por cierto (un roba almas donde los haya), de que me meaba. Miré mi reloj,  que lo tenía puesto en la muñeca izquiera que marcaba la una y cuarto, lo que quería decir que faltaban veinte minutos para que acabara la clase y que mo vejiga no iba a resistir, así que justo cuando iba a empezar a hacerle señas a la profe para anunciarle que me iba a ir al baño porque no aguantaba mi compañero me dijo:

- Pero espera mujer, que faltan cinco minutos para que acabe

A lo que yo respondí confusa:

- Pero cómo van a faltar cinco si ésta clase acaba a y treinta y cinco, y son y cuarto?

Me enseñó la hora que marcaba su móvil,  las 13,30. " Imposible" pensé.
- En mi reloj pone y cuarto- y cogí mi móvil para asegurarme, y para sorpresa mía,  marcaba la misma hora que la del móvil de él. - Pero cómo es posible? - No le di más vueltas y me quité el reloj para corregir la hora, pero bueno, como me muerdo las uñas usé los dientes para desplazar la bolita que controla las agujas hacia fuera sin éxito.
Mi compañero me ayudó,  y modifiqué la hora. Seguido acabó la clase y fui corriendo al baño. No había papel, muy común. Sin embargo, en el último baño quedaban dos cachos de papel, y mientras meaba, pensé en que no entendía lo del reloj, " se habrá estropeado, o el mundo está raro y me ha robado tiempo".

Me dió por pensar que alguien podría haber cambiado la hora sin que me diera cuenta, pero.. Cómo?  No era posible, nadie que no fuera yo lo había tocado.

Sigo examinando el reloj, y funciona bien. No lo entiendo. ¿Qué es más cierto,  una máquina digital o un reloj de muñeca? O puede que.. Quizás se haya retrasado solo para inspirarme a escribir esta ida de olla. O que el tiempo estuviera enfafado porque ayer no quise que el mundo existiera. O incluso, puede que sea una venganza por parte del
reloj, por no mirarlo casi nunca o por la historia que escribí hace un tiempo sobre ahogar relojes. También puede que el mundo esté en mi contra, pero no, descarto esa idea rápido porque quedaba papel en el último baño.

Puede que en realidad me esté ayudando a que mi mente no entre antes de tiempo en la tormenta que se me avencina hoy.

En fin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario