Resulta que este viejo hombre, con un pelo cansado de maquillarse, tenía un poder. Tenía el poder de conseguir oír a kilómetros la voz de las personas.
Se crió acostumbrado al silencio, por lo que pronto su oído comenzó a agudizarse de tal forma que cualquier sonido de la ciudad le habría vuelto majara.
En realidad me da pena pensar en él, y sobre todo recordarlo.. Cuando lo conocí estaba sentado en un banco, y me dio por ocupar el espacio de al lado. Le dije hola, y no me contestó, miraba fijamente al frente. Intenté dirigir mi mirada a lo que ese hombre miraba, pero no encontré nada más que monte. Así que, intenté sacar tema de conversación de todas las raíces que me fuera posible.. y nada , ese hombre seguía sin dirigirme la palabra. Me enfadaba yo sola, empezaba a decirle que era raro y que era imposible mantener una conversación con él.. por lo que, con todo el descaro del mundo, me puse a pensar en voz alta, sólo para molestarle. Hablé de cualquier cosa, imaginé un mundo delante de nosotros. Hasta que en un momento me miró, ( ni supe calificar esa mirada) y me dijo: "shh".
Me levanté indignadísima y me fui.
Al día siguiente, me levanté en el mismo pueblo, en la misma cama que el día anterior, y volví a ese banco. Ahí seguía ese hombre. " Es que a caso no tiene casa?" pensé.
De nuevo, me senté a su lado, y le pregunté si es que a caso no tenía casa. Y no me contestó. Como era de esperar. Y comencé a hablar yo sola, otra vez.
Aquel hombre tuvo tan mala suerte.. porque acababan de darme una semana de vacaciones y como solía hacer, cogí el coche y me planté en un pueblo remoto sólo por descubrir.. Aunque en verdad, no era cierto. Fui por casualidad a aquel pueblo sólo para olvidar.. Me habían hecho mucho daño, y estaba totalmente destrozada, acababan de partirme en dos, o en dos mil minicachitos... Aníbal Torco Nieve, así se llamaba mi dolor. Mi pesadumbre. Mi aire.. Y eso. Así que, tuvo mala suerte, porque le conté todo lo que podía. A veces las cabezas locas solo necesitan a alguien que les cuente cosas.
Cuando acabé de llorar y reír, volví a estar enfadada. Maldito señor. No me hablaba!
Durante el restos de días mi cabeza daba vueltas de un lado a otro , " ¿Por qué no me hablaba aquel hombre?" Pensé en cincuenta posibilidades de por qué no me contestaba, pensé que me ignoraba, luego en que en realidad era sordo! o no, mejor! Que me le gustaba mi voz y por eso no quería que me callase.. y en fin , muchas barbaridades a las que acude un alma desesperada cuando no alcanza la compresión sobre un tema.
Cuando llegó el día de mi vuelta a la monotonía, me acerqué al banco en el que me pasaba los días haciendo el tonto , intentando ver algo en esa persona que tan si quiera sabía si me prestaba atención.. y le dije que me iba, y que probablemente no volvería. Me miró, y con una sonrisa levantó la mano diciéndome adiós.
- Oh no! Llevo días aquí sentada a tu lado, ni me dijiste hola, pero si me dices adiós!? ADIÓS? Eso sí? Pues muy bien.
- Yo no te he dicho nada.
- OH! Y AHORA HABLAS? NO ES JUSTO QUE PRECISAMENTE CUANDO ME VOY HABLES! POR QUÉ! - Mis nervios estaban por las nubes, y no, no quería tan si quiera controlarlos, de hecho, cuando lo pienso, me río de mi misa por lo ridícula que soy a veces.
Y después de mi berrinche, me fui.
Pasaron meses y meses, y no dejé de pensar en ese hombre tan extraño. Creo que incluso me obsesioné. Así que , una tarde, no me aguanté más, y volví al pueblo, y volví al banco.
- Así que, sigues aquí eh? Ya no estoy enfadada.
Nada, no había respuesta.
- Ya te entiendo. Por cierto, me he inventado que tienes el poder de escuchar a kilómetros, y que por eso no hablas. Porque tienes demasiado que escuchar tal vez.. o que no sabrías parar si empezaras. Pero lo mejor! Ya sé por qué me mandaste callar el primer día!! Estabas escuchando a una de todas aquella mujeres de las que te enamoras cada cierto tiempo.. fijo! Y por eso no me hacías caso... no? puedes ser, no? - Dije con una sonrisa de oreja a oreja.
Pero de nuevo nada, más que una mirada que seguía siendo indescifrable.
- En realidad he venido a darte las gracias, me centré durante tanto tiempo en tu silencio, que le quité la importancia que le estaba a dando a cosas que no tienen sentido. Me has curado las heridas con silencio.. y bueno, simplemente eso, que gracias.
Pasó el tiempo, y crecí en mi carrera de una forma asombrosa.. pero de todo eso no tiene sentido hablar. Volví muchos años más tarde a aquel pueblo,y ese hombre tan curioso ya no estaba.. Mandé construir una estatua de un hombre sentado , y la puse en aquel banco..
Porque tu lo sabías, verdad? Sabías que no podías ser olvidable.
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