martes, 11 de noviembre de 2014

Así fue, y dejó de ser

Cogió mi camisa, y desabrochó desenfrenadamente cada botón que mantenía mi torso cubierto. La abrío con la mayor facilidad del mundo, como si no me estuviera desnudando. Me la quitó rápido. Comenzó a darme besos por el cuello, lamiendo mis clavículas, mis mariposas...
De vez en cuando recordaba que mi boca seguía sedienta de su néctar, y volvía a mis labios,  para recordarme por qué estaba ahí,  y por qué ocurría todo eso.

Siguió bajando, descolocó las tiras que sostenían el sujetador, y lo desabrochó. Lamió mis pechos... ¿Y cómo evitar que me estremeciera por completo?  En ese momento, ya no fui quien no soy, y allí fui. Se podría decir que mi intención era arrancarle el cuello a mordiscos, y que si no lo hice, fue sólo porque no me daría tiempo a seguir saboreándolo.

Quiso seguir bajando. Y de un momento a otro mi pantalón ya no estaba.... Y todo aquello dejó de existir.

2 comentarios: