Todas las noches se acurruca a mi lado, y como diría Trulli, espanta mis " fantasmas". Se acurruca en cualquier hueco que encuentra entre mis piernas, o tal vez por mi torso; en cualquier sitio donde se encuentre protegido supongo.
Sé que me quiere. Siempre que lo despierto por cualquier movimiento brusco que hago sin querer mientras duermo, me mira y empieza a agitarse de alegría. Le acaricio el cuello, o el mini cuerpito que tiene, acabando por rozarle las orejas suaves y finas que le cuelgab de la cabeza. Después, vuelvo a dormirme, y él vuelve a acurrucarse.
A veces, cuando me despierto antes que el, me pongo a observarle y me acabo riendo siempre! Es que adopta posturas tan sumamente raras... Aunque, bueno.. En realidad yo tampoco me quedo corta.
Y sí, me salva de mis fantasmas. Es el único momento del día en el que consigo tranquilidad normalmente.. En mis peores momentos mi huída siempre fue dormir. Y con él, con mi perro, siento que nada puede atormentarme. Me siento sana...
Sana y salva.
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