domingo, 30 de noviembre de 2014

Vamos a hacerlo lento..

Era una habitación fría, que de pronto se volvió cálida cuando empezó a sonar el viento. Las manos grandes y delicadas de aquel hombre, que hace poco era niño, dejaron a la aguja bailar sobre el disco de vinilo negro. Se quitó la americana, y desató su corbata azul marina. Las prendas cayeron al suelo. Se acercó con calma al par de butacas que tenía delante, posadas frente al fuego de la chimenea..  Se sentó en una, y miró a la de al lado.. De pronto de la nada, apareció la figura traslúcida de una mujer que portaba bellas galas también, pero que quedaban oculta por un albornoz gris. El hombre acercó la mano al reposa brazos de la butaca donde se hallaba la mujer, y nada más tocarlo, la figura se esfumó. El hombre se levantó, le pesaban las piernas. El peso de una vida cargada en ellas, normal que pesen. Cogió un vaso robusto de cristal, le puso tres hielos, y añadió whisky hasta la mitad de su vaso. Volvió a la butaca donde antes reposaba. Y en susurros dijo:

- " Respira.. qué raro verdad? Qué raro que no huela a nada.. en cuántos lugares estarás donde puedas decir que no huele a nada"- Con una risa cargada de tristeza, procedió a darle un trago a ese vaso que sostenía con la mano derecha, y continúo hablando en voz baja..

- " Te has echado crema en los nudillos? Por qué no te los cuidas?" y nunca te cansaste de repetirlo cien mil veces eh... - y un segundo trago rodó por su garganta. 

- " la razón y la lógica no me quieren nada, por eso imagino como nadie" y cuánto me irritaba.. y cuánto me gustaba - un tercer trago. 

- No debiste irte... no sin mi - cuarto y último trago. 



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