Blandió su espada por los aires y con una mirada de intriga y furia, pretendió cortarme las costuras que reconstruí mil y una vez. Al ver que no podía, su rabia se encendió y fue a dar un golpe certero apuntando al corazón... Y la espada no se clavo más de 1cm, tan agrio fue su asombro y decepción que, olvidándose de todo y dejándose llevar por los sentimientos, se clavó a sí mismo la espada entre las costillas izquierdas, pero como era de esperar, sólo atravesó aire.
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