Quizás si las luces de la bruma volvieran a nacer por sudores en las nubes... Tal vez si el hueco vacío de la cama simplemente no existiera y dejara de ser hueco.
Pero no puede ser así, porque tenía doce pecas, y escondía otras dos.
No le gustaban, pero era incapaz de no recolocarselas cuando se le caían.
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