domingo, 3 de agosto de 2014

"El mundo no se ha parado ni un momento"

No sé muy bien como pasó. Pero ya no quedaban dragones que vencer. Furia Negra se percató de ello cuando me veía nublada. Se puso delante de mi como impidiendo que rozara,  impidiendo que me acercara. Incluso Mama Huevo hizo acto de presencia. Y aunque pretendió no ser vista, yo sé que estuvo. Y estoy casi segura de que le dijo algo a Furia Negra, porque  nada mas darse la vuelta y darse cuenta de que estaba mirando fijamente a una sombra, me dio un coletazo que me alejó de cualquier cosa.

Me estuvo echando el ojo hasta que supo que mi corazón no aguantaría y no se acercaría. Se fue cuando hasta mi propio odio me escupió a la cara y dijo un nombre desconocido. Pero un nombre que ardía. Un nombre que no conocía se clavó, y como una pala escavo hondo, para ponerle alas a lo que quiera que fuera todo. Un nombre que le abrió las puertas.

No me acuerdo de la mitad. Pero sé lo que no vi. Y con ello me bastó.

Mama Huevo me está haciendo un masaje en los pies mientras los consuela. Estan llorando. Son sigilosos y silenciosos, pero cuando hablan de direcciones incorrectas no se callan. Qué pesados.

He oído tantas cosas. Tantos trastos rotos. Que mis orejas han sucumbido al gozo de una canción maltrecha que alivia dolores.

Pero estoy segura de que mi boca no cayó. No sé bien como ni de que manera, pero es incapaz de no grabar pensamientos y repetirlos.

Hoy he pensado. Y nada tuvo sentido. Nada recobro ni una pizca tan si quiera de todo lo que el destino prometió.

Debajo del agua no se escuchan sombras.

La vida cedió a la cadena que le puse al guantazo que me llevaría. Y hoy arreo con cautela pero fuerte.

Ya no hay dragones contra los que luchar, demasiado fuertes, demasiado cansados... Demasiado insólitos para una cabeza al lomo de un cerebro atado a la cuerda de un niño que alza la vista para observar a su cometa brillar.

Hoy pensé. Y dolores murieron.

No hay comentarios:

Publicar un comentario